CoNtAnDo: No La ViDa VeRdAdErA, SiNo La ImAgInArIa... S.


lunes, 5 de abril de 2010

Un humorista argentino que escribe con el seudónimo de Landrú, editaba en Buenos
Aires una famosa revista, después prohibida por la dictadura, que se llamaba Tía Vicenta. Yo
recuerdo que en la portada de la revista aparecía como epígrafe alguna frase, siempre
brillante. Y me acuerdo de todo esto ahora, porque nos vamos a valer de uno de esos
epígrafes para salir de esta trampa. Decía Landrú en Tía Vicenta: “Cuando se encuentre en
un callejón sin salida, no sea idiota, salga por donde entró”.
PÚBLICO EN GENERAL: (RÍSAS.)
J. B.: Y dado que éste es un callejón sin salida, yo les pregunto: ¿por dónde entré? ¿Qué
es lo primero que anoté en el rota folios?
ESTUDIANTE DE PRIMERA FILA: El Yo ideal.
J. B.: El Yo ideal. Muy bien. ¿Y qué es este Yo ideal?
ESTUDIANTE DE PRIMERA FILA: Mi idea de cómo debería ser yo.
FLACO ALTO CABEZÓN: El resultado de mi educación.
MUCHACHA SONRIENTE: Lo que la sociedad quiere que yo sea.
J. B.: ¡Muy bien! Todo eso. Por lo tanto, si quiero escapar de este callejón, y lo más
probable es que esté apurado por salirme de este círculo, lo que debo hacer es deshacerme
de la idea de un Yo ideal (Jorge cambia de marcador y en negro tacha con vehemencia “Yo
ideal”.). Fíjense lo que sucede. Si cancelo la idea de que debo ser de una manera
determinada, el Yo ideal se desvanece. Sólo queda el Yo real, esto es: el que soy. Si no hay
con qué comparar, no hay conciencia de déficit (Jorge sigue tachando), no hay necesidad
de autoexigencia ni de esfuerzo. Sin estos dos mecanismos de auto-tortura, la autoestima
florece. Esto, por supuesto, mejora la imagen que tengo de mí mismo y, en consecuencia,
me pone en las mejores condiciones para que salga el más iluminado de mis Yo interiores, el
que realmente me acompañará en mi camino de desarrollo personal.
CHÁVELA: ¿Qué hacemos con la gente que nos dice todo el día cómo deberíamos ser?
J. B.: El problema no es qué hacemos con esas personas, sino con nosotros.
CHÁVELA (Preocupada.): SÍ, claro, pero con respecto a ellos, ¿qué hacemos?
J. B.: Dejarlos ser. Ellos tienen todo el derecho de ser como son: pesados, autoritarios,
repetitivos, perfeccionistas y hasta paranoicos. Y uno tiene, por supuesto, el derecho de
escucharlos, tolerarlos, desobedecerlos, ignorarlos, echarlos o abandonarlos.
AMA DE CASA: ¿Qué pasa cuando pones esos límites y no los entienden?
J. B.: Supongo que los pones de nuevo.
AMA DE CASA: ¿Y si todavía no los entienden?
J. B.: Los explicas de otra manera, o pides ayuda a alguien que pueda hacer comprender
lo que tú no estás pudiendo explicar.
AMA DE CASA: Admite que hay veces que de todas maneras no te aceptan los límites.
J. B.: Si después de haber sido clara, de haberlo explicado, de haberte tomado tiempo,
de haber agotado los recursos de ayuda externa y de haber tenido la paciencia suficiente
para respetar el tiempo del otro, aquél sigue violando tus espacios, sólo te queda regalarle
simbólicamente un paquete de chocolares M&M. Él va a entender.
AMA DE CASA: ¿A entender qué?
J. B.: Entender el mensaje de M&M.
AMA DE CASA: No entiendo. ¿Cuál es el mensaje?
J. B.: “Ma... ¡Muérete!”
Público en general: (Carcajadas.)


De la autoestima al egoismo - Jorge Bucay

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