CoNtAnDo: No La ViDa VeRdAdErA, SiNo La ImAgInArIa... S.


domingo, 3 de abril de 2011

Misticismo (EL MUNDO DE SOFIA p.167-169)

Una experiencia mística significa que uno experimenta una
unidad con Dios o con «el alma universal». En muchas religiones
se subraya la existencia de un abismo entre Dios y la obra de la
creación. No obstante, para los místicos no existe este abismo. Él
o ella ha tenido la experiencia de haber sido absorbido por Dios,
o de haberse «fundido» con él.
La idea es que lo que habitualmente llamamos «yo» no es
nuestro verdadero yo. Durante brevísimos momentos podemos
llegar a sentirnos fundidos con un yo mayor, por algunos
místicos llamado «Dios», por otros «alma universal», «naturaleza
universal» o «universo». En el momento de la fusión, el místico
tiene la sensación de “perderse a sí mismo”, de desaparecer en
Dios o desaparecer en Dios de la misma manera que una gota de
agua «se pierde en sí misma» cuando se mezcla con el mar. Un
místico hindú lo expresó de esta manera: «Cuando yo fui, Dios no
fue. Cuando Dios es, yo ya no soy». El místico cristiano Silesius
(1624-1677) lo expresó así: «En mar se convierte cada gota
cuando llega al mar, y así el alma se convierte en Dios cuando
hasta Dios sube». Pensarás que no puede ser muy agradable
«perderse a sí mismo»; entiendo lo que quieres decir. Pero lo que
pasa es que lo que pierdes es muchísimo menos que lo que
ganas. Te pierdes a ti mismo en la forma que tienes en ese
momento, pero al mismo tiempo comprendes que en realidad
eres algo mucho más grande. Tú eres todo el universo; tú eres el
alma universal, querida Sofía. Tú eres Dios. Si tienes que soltar a
Sofía Amundsen, puedes consolarte con que ese «yo cotidiano»
es algo que de todos modos perderás un día. Tu verdadero yo,
que sólo llegarás a conocer si consigues perderte a ti misma, es
según los místicos una especie de fuego maravilloso que arde
eternamente.
Una experiencia mística no llega siempre por su cuenta. A veces
el místico tiene que recorrer «el camino de la purificación y de la
iluminación» al encuentro con Dios. Este camino consiste en una
vida sencilla y diversas técnicas de meditación. De repente el
místico ha alcanzado la meta, y él o ella exclama: «Soy Dios» o
«Soy Tú».
En todas las grandes religiones encontramos corrientes místicas.
Y las descripciones que da el místico de la experiencia mística
presentan un sorprendente parecido a través de las distintas
culturas. La herencia cultural del místico no se percibe hasta que
da una interpretación religiosa o filosófica de su experiencia
mística. En el misticismo occidental, es decir dentro del judaísmo,
cristianismo e Islam, el místico subraya que el Dios con el que se
encuentra es un Dios personal. Aunque Dios está presente en la
naturaleza y en el alma del ser humano, al mismo tiempo está
también muy por encima del mundo.
En el misticismo oriental, es decir dentro del hinduismo, budismo
y religión china, es más habitual subrayar el encuentro entre el
místico y Dios, o «alma universal», como una fusión total). «Yo
soy el alma universal», diría este místico, o «yo soy Dios». Porque
Dios no solamente está presente en el mundo, es que no está en
ninguna otra parte. Particularmente en la India ha habido fuertes
corrientes místicas desde mucho antes de los tiempos de Platón.
Una persona que ha contribuido a traer las ideas del hinduismo a
Occidente, el swami Vivekananda, dijo en una ocasión:
De la misma manera que en determinadas religiones se dice que
una persona que no cree en un Dios personal fuera de sí mismo
es un ateo, nosotros decimos que una persona que no cree en sí
mismo, es un ateo. Nosotros llamamos ateísmo a no creer en la
gloria del alma de uno mismo.
Una experiencia mística también puede tener importancia para la
ética. Un presidente de la India, Radakrishnan, dijo en una
ocasión: «Debes amar a tu prójimo como a ti mismo, porque tú
eres tu prójimo. Es una ilusión hacerte creer que tu prójimo es
algo diferente a ti mismo».
También personas modernas que no pertenecen a ninguna
religión relatan experiencias místicas. Han tenido de repente lo
que llaman «conciencia cósmica» o «sensación oceánica». Han
tenido la sensación de haber sido arrancados del tiempo y han
visto el mundo «bajo el prisma de la eternidad».

No hay comentarios:

Publicar un comentario